Tratamiento de Adicciones con Internamiento en Navarra
Disponible las 24h
Compartimos aquí la entrevista realizada a un paciente al que recientemente se le ha dado el Alta Terapéutica después de un año y medio de tratamiento.
Estoy seguro de que habría acabado en prisión
Hasta los 16 o 17 años todo iba bien en mi vida. Sacaba buenas notas en el colegio, en casa la relación era buena con mis padres y mi hermano… Pero todo cambió cuando empecé a fumar marihuana. Al principio no pasó nada, pero poco a poco empecé a sacar peores notas en el instituto, a discutir más con mis padres, a pasar más tiempo con mis amigos, que también consumían…
Ellos cometían pequeños delitos, y a mí me multaron varias veces por llevar marihuana encima.
Después empecé a consumir coca y speed. Dejé de ir al instituto, me pasaba el día en la calle. Dejé de salir con los amigos «sanos» y me pasaba todo el día por la calle, parques, con gente poco recomendable. Estoy seguro de que, de seguir así, habría acabado en prisión.
A los padres les cuesta mucho aceptar algo así
Mis padres sospechaban que las cosas no iban bien. Me habían encontrado más de una vez droga en los pantalones, en la mochila o escondida por el cuarto, pero todo seguía igual.
Me preguntaban pero yo siempre inventaba alguna excusa: «No mamá, la marihuana es de un amigo que me ha pedido que se la guarde», «Eso que dicen de mí es mentira, porque son unos envidiosos»…
Creo que ellos no sabían cómo actuar. Sufrían mucho, pero en silencio. La verdad es que en casa apenas se hablaba, y cuando se decía algo, era básicamente para discutir. Creo que ellos no llegaron a aceptar que su hijo era drogadicto hasta que hablaron con los psicólogos del centro al que fuimos.
La adicción es una enfermedad crónica
Allí les explicaron que esto es una enfermedad. Yo les decía que no, que yo era capaz de controlarlo y que si confiaban en mí, no volvería a haber problemas.
Dejamos el primer tratamiento a las 2 semanas y durante un mes las cosas fueron bien. Pero pronto volvieron los problemas. Cada vez que llegaba a casa empezaban a preguntarme dónde había estado, me miraban los ojos… Cuando salía de casa me escribían constantemente mensajes al móvil… Cada día había más tensión, pero yo seguía negando que tuviera un problema. Consumía speed casi a diario.
El consumo no es barato, por lo que gastaba más, y eso implicaba adquirir deudas con gente poco recomendable, coger dinero a mis padres sin que se dieran cuenta… Al final la cosa estalló, fuimos a otro centro de tratamiento y me recomendaron el ingreso.
Aprender a respetar los límites
Los primeros días no fueron fáciles. Adaptarme a un espacio con normas, con límites estrictos y compartir mi día a día con otras personas fue un reto enorme.
La verdad es que nunca había tenido consecuencias cuando no cumplía las normas, y era normal que al principio me rebotara bastante. Le pedía a mi madre que me sacara de allí. Le juraba que si lo hacía no volvería a consumir. Pero ella me decía que hasta que no me dieran el alta tenía que aguantar.
Los psicólogos les decían que era normal que yo quisiera volver a tener libertad, pero que eso me llevaría de nuevo al consumo. A mis padres les recomendaban que no me dieran consejos ni reproches. Sólo que se mantuvieran firmes.
Una nueva etapa
Gracias a todo el apoyo que he recibido en el centro, tanto de mis terapeutas como de mis compañeros, he salido adelante.
He podido retomar mis estudios. Estoy haciendo un grado medio y trabajo a media jornada, algo que antes me hubiera parecido imposible. Actualmente vengo a terapia cada 15 días, estoy en la fase de Verificación, ya me dieron el Alta. He vuelto a vivir con mis padres. Me gustaría pronto tener mi propio piso. También tengo el sueño de, algún día, compartir mi vida con alguien especial que he conocido durante esta etapa. Espero que esta nueva etapa siga trayendo cosas positivas.
Lo que le diría a los padres es que, si veis que vuestro hijo puede tener un problema con las drogas, no dejéis que pase el tiempo ni confiéis en lo que él os diga. Él siempre os dirá que lo tiene todo controlado. Pero no habla él, habla su adicción. Preguntad a los expertos, informaros, buscad ayuda y haced caso a los profesionales.
G.L.M.